Jóvenes inmigrantes latinos unen fuerzas para exigir más recursos de salud mental
Los estudios sugieren que los problemas de salud mental están aumentando en las comunidades latinas. Estos jóvenes inmigrantes quieren contribuir a que los recursos sean más accesibles y a la creación de mejores bases de datos.
En la mañana del 27 de enero, en el Centro Juvenil Edén de Hayward, California, un grupo de seis jóvenes latinos de voz suave se levantaron frente a sus padres, organizadores comunitarios e investigadores de la Universidad de California, Davis.
Uno a uno, los jóvenes, de entre 14 y 22 años, formularon preguntas específicas a los investigadores de UC Davis sobre un sitio web de servicios de salud mental llamado Juntos por el Bienestar y su versión en español, Juntos Por Nuestro Bienestar. El sitio web, que ofrece una variedad de recursos de salud mental, es un proyecto que comenzó durante la pandemia de COVID-19 y está financiado parcialmente por el estado de California y gestionado por instituciones de todo el estado, incluida UC Davis.

Hasta ahora, los jóvenes latinos no tenían voz ni voto sobre los recursos ofrecidos en el sitio web. Pero este sábado en Hayward, los jóvenes latinos, la mitad de los cuales son inmigrantes, reunidos en el Centro Juvenil Edén, se proponen conectar a sus comunidades con recursos de salud mental y ayudar a los investigadores a generar datos más sólidos sobre la salud mental de los latinos.

María Miramontes, una inmigrante mexicana de 21 años que ahora vive en Union City, señaló a los investigadores de UC Davis que había más de 60 recursos ofrecidos en el sitio web Together for Wellness en inglés, pero en español solo había 32.
¿Qué plan tenéis para incluir más recursos?
«¿Qué tienen que decir al respecto?», preguntó a los investigadores en español, antes de añadir que para los miembros de la comunidad LGBTQ+ solo había dos recursos en español, frente a 26 en inglés. «¿Qué plan tienen para incluir más recursos [en español]?», preguntó Miramontes.

Estudios realizados en los últimos meses han revelado un aumento en los problemas de salud mental de los latinos y en las barreras para acceder a la atención médica. Incluso hablar de salud mental puede ser difícil en las comunidades latinas, donde el estigma puede impedir que las personas busquen ayuda. Según un análisis de KFF de datos preliminares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los suicidios entre los latinos a nivel nacional aumentaron un 39 % entre 2011 y 2021.
En noviembre de 2023, un auditor estatal de California descubrió que los niños que reciben Medi-Cal (el programa de Medicaid del estado para personas de bajos ingresos, de los cuales los latinos representan la mayor proporción) a menudo enfrentan tiempos de espera excesivos para recibir atención de salud mental.
Language barriers add another layer of difficulty in accessing mental health care. A 2023 “secret shopper” study in California found that the English speakers were more likely to speak with a scheduler and secure an appointment, and of the Spanish-speaking callers, 22% were hung up on or were told no one on staff spoke Spanish.
No hay suficiente representación en los datos para decir: ‘¿Cómo está afectando realmente [la salud mental] a [las comunidades latinas]?’
Aunque estudios recientes arrojan algo de luz sobre los problemas de salud mental que enfrentan los latinos en Estados Unidos, aún hay mucho que desconocemos, afirma Miriam Nuño, profesora de bioestadística en UC Davis y una de las investigadoras que asistieron al evento del sábado. «Sabemos que [los problemas de salud mental] están afectando a nuestras comunidades», afirma, pero añade: «No hay suficiente representación en los datos para saber cómo está impactando realmente».

En otras palabras, los datos muestran que los latinos tienen dificultades con su salud mental, pero desconocemos el motivo. Los investigadores de UC Davis esperan que la colaboración continua con los jóvenes latinos que asistieron al programa del sábado pueda arrojar luz sobre estos problemas.
“Vamos a generar datos que indiquen: ‘Oye, este es el impacto real’”, dice Nuño. “No solo supongamos que [los problemas de salud mental] son altos”.
Dentro del Centro Juvenil Edén, Miramontes esperaba la respuesta de Nuño a su pregunta sobre la cantidad de recursos en español disponibles en el sitio web de Juntos Por Nuestro Bienestar. También preguntó quién toma las decisiones sobre el contenido del sitio web.
“El conocimiento cultural es muy importante”, dice Nuño. La mayoría de quienes deciden qué se incluye en esa lista de recursos son académicos, añade. “Por eso es tan importante que estés en esa mesa. Para hacer estas preguntas. Para decir: ‘¿Sabes qué? No estás entendiendo el contexto’”.
“Ustedes son de una generación diferente a la nuestra. En mi generación, no hablábamos de la depresión”, le dice Nuño a Miramontes. “Con todos esos cambios, culturales y generacionales, les decimos que pueden ayudarnos”.

Un asiento en la mesa
Los seis jóvenes que asistieron a la reunión del 27 de enero fueron reunidos por promotoras locales (o educadoras de salud comunitaria) de Visión y Compromiso, una organización estatal sin fines de lucro que capacita a promotoras y defensores de la salud de los inmigrantes latinos.
Antes de unirse a Visión y Compromiso, los seis jóvenes no se conocían. Provenían de diferentes orígenes, vivían en ciudades diferentes y algunos son inmigrantes. Su punto en común, dice Brianna Díaz-Suárez, de 14 años, era su interés en promover recursos de salud mental en su comunidad. Se llamaron «Gamedeloc», un anagrama compuesto por letras que eligieron al azar.
“Todos nos preocupamos por la salud mental no sólo de los inmigrantes, sino también de los adolescentes”, dice Díaz-Suárez.
Para la mayoría de los seis jóvenes, el 27 de enero fue la primera vez que participaron en actividades de defensa de derechos. Tras reunirse con los investigadores de UC Davis, los seis dijeron que planean seguir defendiendo la salud mental de los latinos y que seguirán participando en encuestas y reuniones con los investigadores para ayudarles a completar la recopilación de datos.
“Cuando [los latinos] intentan encontrar terapia y servicios psiquiátricos, es muy difícil debido a las barreras lingüísticas, culturales y también… al estigma”, dice Natalie Miramontes, de 22 años, quien también es miembro del grupo juvenil y hermana mayor de María Miramontes. Agrega que tiene fe en los investigadores de UC Davis, pero también espera colaborar con ellos en los próximos meses para exigirles responsabilidades.
“Como alguien introvertida, [la defensa de derechos] me asustó un poco al principio. Fue difícil”, dice Natalie. “Pero ahora, con la práctica, sé que quiero seguir defendiendo [la salud mental]”.